Nido del Águila: el paraíso de los clavadistas en Córdoba
En Mina Clavero hay un famoso balneario donde se puede nadar, tomar sol y ver a la gente saltar a más de 20 metros de altura.
Un caluroso domingo de enero, a mis amigos y a mi, nos agarró un ataque turístico, es decir, una urgencia por salir a conocer más de nuestra hermosa provincia, Córdoba (Argentina). No demoramos mucho en elegir el destino ya que somos locales y las referencias de cada lugar siempre han estado en nuestra mente. Una recomendación que hace rato veníamos recibiendo es la de ir a pasar una tarde a uno de los balnearios más populares de la región cordobesa: el Nido del Águila.
En realidad no se trata de un rincón oculto donde existe un gigantesco nido donde hay pichones de águila. El nombre no es literal y lo agradecemos ya que lo último que queríamos hacer es interferir en el ciclo de vida de estas aves. Más bien hablamos de un río con playas para tomar sol, piedras gigantes a los costados y una frondosa maleza que rodea el sitio. ¿Ubicación exacta? El pueblo de Mina Clavero que se ubica a unas dos horas y media en auto de la ciudad.
El recorrido desde la capital hacia el pueblo es bello y vale la pena ser disfrutado. El paso es por medio de las altas cumbres que ofrecen vistas maravillosas de las serranías locales, de hecho, hay varios puntos donde uno puede estacionar el auto, bajarse y admirar el paisaje. ¡Tómate unas fotos!
Tips: comprar pan casero o salames para hacer unos sándwiches y llevar abrigo ya que la temperatura baja a medida que se va subiendo de altura en la ruta.
Una vez que llegamos al centro del pequeño pueblo fuimos por unas empandas y sándwiches de miga. Nuestro plan era comerlos al lado del río. Del centro al balneario hay unos cinco minutos de distancia. Como fuimos en automóvil lo dejamos en un estacionamiento pago y descendimos unos 10 metros por un sinuoso camino de piedras hasta arribar al río. Al ser temporada alta estaba concurrido. Pasaban las horas e iban llegando más personas con el mismo objetivo que nosotros: pasar una hermosa tarde de verano en compañía.
Vamos a lo interesante. Nido del Águila es un olla natural perfecta para nadar y zambullirse desde lo alto. Mide 50 metros de largo y tiene 7 metros de profundidad. El escenario está rodeado por piedras de granito, forjadas por la erosión del aire y del agua, que llegan a medir aproximadamente 20 metros de altura y atraen a corajudos y expertos de todas partes del mundo que vienen exclusivamente para saltar. Nosotros nos armamos de valor y trepamos hasta una roca que tenía unos 10/12 metros de altura. Dudamos un poco pero unos cinco minutos más tarde juntamos el coraje y saltamos aterrorizados.
La sensación es de pura adrenalina ya que el mayor peligro es caer mal, o sea, posicionar mal el cuerpo y doblarte alguna extremidad. Hicimos caso pero nunca nos salió perfecto el salto. Mi primera vez me dolieron las suelas de los pies, la segunda las rodillas y luego la tercera y cuarta tirada mis tímpanos la pasaron mal y se me taparon por completo. Estuve unas cinco horas tratando de descomprimir mis oídos.
Había un niño de unos diez años que brincaba desde la piedra más alta y riesgosa de todas. Se notaba que era un chico de la zona, es decir, conocía muy bien el río. Sus impulsos nos daban vergüenza por la edad, tenía una inconsciencia envidiable. En parte, ¡el fue nuestra inspiración! Luego llegó el turno de nuestro amigo Ricky. Él representó todo lo contrario a este osado nene ya que se tardó como 15 minutos para eliminar sus miedos. El problema fue que cuando saltó lo hizo de una manera torcida, se resbaló cayendo de costado y se lesionó las costillas derechas. No daba más del dolor.
Hay que tenerle respeto a este río y a todos los otros. Observar a los acróbatas y aficionados antes de emprender el primer salto disminuye las chances a herirte. Pedir consejos y opiniones de los ciudadanos es otra cosa que puedes hacer para evitar accidentes. La naturaleza es bonita y amable pero si la subestimas puede ser traicionera. La mala experiencia es algo que enseña pero a veces es importante esquivarla.
A pesar de todo el lugar es seguro. Al gozar de tanta popularidad hay bañeros profesionales que controlan los saltos y vigilan que nadie corra peligro. Hay más familias que grupos de jóvenes y tanto el alcohol como la música alta están permitidas pero es tranquilo. Una buena recomendación es no alejarse de las pertenencias que se llevan ya que no es Suiza y los robos son lamentablemente una normalidad en estas tierras.
Por último, seguro te estarás preguntando porque se llama así el balneario. Según los habitantes, el nombre del lugar se debe a que, cuando el reloj marca las doce del mediodía, el sol se posiciona en línea recta y la piedra de granito de la cumbre de la montaña proyecta en las aguas del río la forma de un águila. La verdad es que me enteré de esto al volver y no pude comprobarlo pero si ustedes van algún día me comentan acá abajo si es cierto o no.
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